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CRPS SALAMANCA

POESIAS DE SUSO

 ODIO EL ODIO 

 

Cien mil lecturas me dibujan

en el alto rabioso de un edificio.

Cien ventanas en las que se asoma la saña

y un entrar y salir frenético por la puerta

y un entrar y salir de sentimientos confusos.

Cien mil ratos de amor me rodean

como parejas salidas de las esquinas

agarrados de la mano

y un momento de distracción

y un momento de amor interrumpido.

Odio el rencor y la saña

de la sangre vertida a un cielo tumbado.

Rojo muerte perfila un charco

por donde los odiosos se bañan.

Yo opto por escupir mi odio al odio.

Nihilismo y anarquía tan pulcra

que se odia a sí misma.

Cien mil lecturas me dibujan

en las señales sin diplomacia de los hombres

en el matiz hedonista de una puta

y en el niño que sin obligaciones

se quiere despertar temprano.

Cien mil momentos de violencia me atrapan

en la noche sumisa a la sangre

de una multitud que no se reconoce a sí misma

el rencor y la saña

que impide la amistad y el goce

y la dama naufragó en el charco.

Odio el rencor y la saña

de la sangre vertida a un cielo tumbado.

Rojo muerte perfila un charco

por donde los odiosos se bañan

y yo opto por escupir mi odio al odio.

 

EN NUEVA YORK

Tú recuerdo

Busca mi mente a infinitas e íntimas horas.

Tus huesudas manos

se entretenían cavando un oscuro pozo

por donde yo caer.

 

En Nueva York

volaremos sobre las aristas

de los monstruosos rascacielos

cogiendo tús huesudas manos.

 

Pero En Nueva York

tus manos se volverán dóciles

igual que un león a la carne.

Y en nuestra hoguera,

en la cortante noche los insectos rodearán a la candela.

 

Insectos

que pueblan los ascensores

y van al cielo de semáforos y leyes.

Se visten de traje

y abrazan su maletín con instinto maternal.

 

En Nueva York

un milagro sería el bendito silencio.

Oh!, el silencio.

Siempre

quise quitarle el aire al viento.

 

Aire mudo

que en pos de no hacer nada se entretiene escuchándonos.

La ciudad se detendría de repente

en busca de un porqué

y rechazar el silencio de las enormes avenidas.

 

En Nueva York

tú boca espirará mil sabores contaminados

en donde la muchedumbre la buscará a golpe limpio entre todos.

 

La muerte

olfatea los barrios bajos y busca qué comer

olfatea La Banca y sus desgracias de los arruinados.

 

Nueva York

esplendida serpiente que se abraza a tú cuello.

La deidad

se presenta como billetes de colores y sus empresas.

Sus columnas de marfil atacadas por los indigentes

hasta que dejen de serlo.

 

Nueva York

columnas de barro y gente pudiente

en una ilusoria y creyente historia.

Ahora podremos darnos la mano

y sentir tus huesos y un beso con sabor a beso.

 

Nueva York

Oh! Nueva York, ¿ quién no te mira?

 

 

 JESUS BLANCO

 

 

NOCHE

La noche cena por el crecer de las pupilas

mantiene alegre gente en los tejados

y en su lucha de frío y viento

alborota persianas blancas.

Duerme y no bebe

y no come, solo duerme.

La noche expira sus sentidos por el valle

y baja las nubes del cielo hasta casi poder tocarlas

y en su lucha de frío y viento

alborota persianas blancas.

Noche de otoño mojado que hiela el valle.

Un amanecer sin sol visible.

Se esconde entre la niebla de metal

y persiste el frío y el viento.

Duerme y no bebe

y no come, solo duerme.

La noche conduce por las venas sin sangre

y latidos imposibles de medir.

Y en éste otoño no se ven estrellas,

solo la luna llena sobre nubes de platino.

La noche cerrada calma músculos de acero

y no se propone más que transformarse lenta

y en su lucha de frío y viento

alborota persianas blancas.

Duerme y no bebe

y no come, solo duerme.

Noche cerrada a candado único

trabajan las hormigas todas en sus puestos

y en su lucha de frío y viento

alborota persianas blancas.

La noche promueve el dolor del mañana

y un refugio para los pobres

que sueñan en cajas de cristal y carne

que deboran los cuervos.

Duerme y no bebe

y no come, solo duerme.

JESUS BLANCO

 

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